La internacional del bótox

17 Feb

Ya sabíamos que los políticos tienen sus asesores de imagen quienes les tiñen el pelo y barba, les quitan las gafas, les visten, les peinan… Todo por dar una imagen determinada de seguridad, de experiencia, de edad pero demasiada, de confianza.

Pero esta nueva moda del bótox, a mi entender, da de todo menos esa confianza tan perseguida. Los distintos mandatarios internacionales parecen payasos que juegan a ser actores de Hollywood.


El representante número 1, ejemplo de político circense, está Berlusconi que, pañuelo en ristre, se piensa que con el look ibicenco se resta años para estar a la altura de sus señoritas de compañía. Creo que este hombre vive desde los 30 la crisis de los 50. Personalmente, lo que me trasmite es pura grima.


Segundo máximo representante de la Internacional del Bótox, Gadafi. Y digo yo: esos morritos que se nos ha puesto ¿no podía haberlos usado mejor para tapar esas ojeracas que nos lleva? (Sé que esto se parece mucho a las noticias cotillas de revistas rosas, pero no es la intención).


Tercero, Mubarak. Sin comentarios, pero vamos, que le han dejado un ojo más abierto que el otro y de años no se ha quitado tantos. Está claro que credibilidad en sus ciudadanos mediante su imagen precisamente no ha transmitido. Si es que ya lo dice el refrán: «Aunque el ladrón y dictador se vista de seda….»


La señora Kirchner, pues sí, típica foto del antes y el después. Claro el temá del bótox en la presidenta argentina.


Y Sarkozy, si bien más que por el bótox destaca por las alzas en los zapatos, tiene el peligro quedarse estirado e inexpresivo como su esposa. Ya saben que «dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición».


Seguimos con Alii Abdula Saleh, máximo mandatario en Yemen, con un look más parecido al del narco colombiano que a presidente electo de un país. Si me lo encontrara en un callejón oscuro, cruzaría de acera.


Y por último, huído de Túnez con una jartá de lingotes de oro, está Ben Alí, en cuyo caso el bótox ha tenido efecto, por haberle puesto cara de buena persona, y efectivamente engañar mediante su aspecto físico. Y si no mírenlo, que hasta parece buena persona con la mano sobre la Biblia, o sobre el Corán, o lo que sea…

La conclusión es que la mayoría de los líderes políticos en el mundo son una panda de ladrones, mirando siempre por su beneficio, y además unos inseguros en la crisis de los cincuenta que, a sus añitos quieren ser el terror de la nenas y parecerse a Robert Redford.

¡¡¡A la hoguera!!! Que con el bótox arderán más y mejor.

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